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“SENTENCIAS A LA CIVILIZACION"

Mi primer libro titulado “Sentencias a la Civilización”, me trajo grandes satisfacciones desde un inicio. El crítico literario fue el señor Juan Mejía Baca, editor-publisher con más 40 años de experiencia, entonces Director de la Biblioteca Nacional del Perú. Tuve la suerte que aceptara leer mi manuscrito. Cuando terminó de leer, me dijo: “Me encanta su libro y su forma de escribir, porque es muy original". "Nunca he leído un libro similar, ni escrito por hombre ni escrito por mujer, y esto que leo 12 libros a la vez”. Pero me mandó a sintetizar el libro de 500 páginas a la mitad. Dijo que “No era comercial un libro tan grueso, que desanimaba al comprador”. Le pregunté: ¿cómo hace usted para leer 12 libros a la vez? Me contestó: “Tengo una mesa larga en mi casa y encima 12 libros abiertos en diferentes páginas, yo tengo que leer para saber hacia donde van las corrientes de pensamiento”, dijo.

Cuando terminé el manuscrito, viajé a Miami, y visité al padre Roberto Villaronga, sacerdote franciscano conocido como hombre sabio. Le llevé cinco artículos del libro, y le dije que quería su opinión. Grande fue mi sorpresa cuando al día siguiente, la gente comenzó a llamar por teléfono al hotel en que estaba hospedada, preguntando dónde podían comprar mi libro. ¿Como se enteró?, pregunté. Dijeron que el padre Villaronga esa mañana en su espacio radial denominado “La Hora Azul”, había hablado sobre mi libro. Se imaginarán las explicaciones que tuve que dar. Me llamó también un hombre quien dijo ser ateo, pero, que quería comprar mi libro porque el padre Villaronga lo había recomendado. Tuve que mudarme de hotel para no estar en el teléfono todo el día.

Una anécdota, es que el jefe de la imprenta donde mi libro estaba en proceso, me llamó y fui a ver qué deseaba, me dijo: “Señora, me va a perdonar, pero su libro me gustó tanto, que sin su permiso me llevé a mi casa el ozalid, (copias previas) junté a mis hijos que son universitarios y a mi yerno que es Director de una escuela, nos sentamos alrededor de la mesa para discutir los temas de su libro, y llegamos a la conclusión que su libro es único, y le damos 30 años de vigencia”. (Han pasado 27 años, faltan 3). Desafortunadamente, “la conducta humana”, tema del libro no ha mejorado, ha empeorado.

Pocos conocen a Rosa Israel en Perú como autora. Circunstancias adversas la llevaron a Nueva York con su libro “SENTENCIAS A LA CIVILIZACIÓN” (1990), el cual fue recibido por la Arquidiócesis Católica con mucho interés, “como una obra que hacía falta”. Una segunda edición (1997), tuvo igual acogida y fue presentada al público por la Arquidiócesis en “La Hora Católica” de radio Wado por Fray Forenzo Ato en 1998. La gente se volvió loca por el libro, y empezaron a llamar durante mi entrevista a la radio, preguntando donde podían comprar. Le dimos mi teléfono, y todo el día llamaban pidiendo que les reservara dos o tres libros. Hubo un señor que llamó para pedir que le reserve 10 ejemplares. Pensé que me estaba tomando el pelo, intrigada le pregunté: ¿Por qué tantos libros? Me dijo que se iba de vacaciones a la Argentina y quería llevarles de regalo a su familia, amigos y al presidente de su nación. Poco después vino, y me pagó $300.00. Las ventas las hacía por Money Order, otros venían personalmente, pues deseaban que les autografiara los libros. Algunas señoras me preguntaron si no tenía también el libro en inglés, pregunté, ¿para que? Me dijeron para mis nietos, solo leen en inglés. Otros vinieron trayéndome regalos típicos de sus países. Hubo un señor de la República Dominicana que vino con una camiseta puesta que decía Perú. Fue una experiencia muy bonita. Comprobé que la gente está habida de conocimientos y habida de mejorar sus vidas.

La pequeña edición se agotó rápidamente. (25 artículos dedicados a cuestionar la conducta errada de nuestra civilización desde todos los ángulos y a proponer posibles alternativas para mejorar la sociedad). Sin embargo, a pesar del éxito, Rosa no comprendió la trascendencia del libro y se decía a sí misma: “Ya cumplí con la misión que me asignaron”. “!No quiero saber más de libros!”. Ahora, cree que reaccionó así, porque nunca estuvo en su plan de vida escribir libros. Han pasado los años… y de cara a la realidad de la crisis social generalizada que actualmente vive el mundo, entiende que debe reeditar Sentencias a la Civilización para que su llamado a la autocrítica y la reflexión, haga reaccionar a los humanos y entiendan que solo el Amor y el Respeto al ser humano, imagen de Dios, traerá paz y felicidad al mundo, paz y felicidad a las familias, a los individuos y a la sociedad.

En lo personal, Rosa como muchos, ha sobrevivido las condiciones de vida brutales de este mundo. Estuvo casada, luego divorciada, y su mayor dolor fue no haber podido evitar el sufrimiento de sus hijos como sucede con millones de niños en el mundo, hijos de padres divorciados. La crisis familiar, es el origen de la crisis social y la violencia que campea en el mundo. El ser humano, y especialmente los niños se desquician, cuando ven la violencia familiar. Ahí empieza el desbarajuste humano. Ningún niño pide nacer. Pero una vez nacido, ¡Tiene derecho a vivir con ambos padres presentes en sus vidas, y recibir de sus progenitores amor, respeto, y educación para crecer sanos y felices! Lograr este objetivo requiere, EXIGE educar y reeducar a la sociedad para la vida matrimonial y familiar desde la infancia, inculcándole que la familia es… ¡Sagrada! Si la familia es feliz, la sociedad lo será también.


Anécdotas con mi libro: “Sentencias a la Civilización”

Una experiencia singular la tuve en 1990, el día de la presentación de Sentencias a la Civilización en la ANEA, con el Dr. Jorge Bacacorzo, entonces presidente de dicha institución. Relato la experiencia en mi libro, ya lo verán.

Otras anécdotas muy lindas tuve con lectores peruanos y extranjeros. Muchos fueron a mi casa a agradecerme porque dijeron que mi libro los había hecho reflexionar y cambiar para mejor, y que se sentían felices con ese cambio. Madres de familia me agradecieron porque dijeron que ya sabían cómo educar a sus hijos.

Igual sucedió en San José, California, USA. Me llamó por teléfono una señora para decirme que una amiga suya le había prestado mi libro “Sentencias a la Civilización”, que se juntaron con sus colegas profesoras de la universidad Santa Clara, hicieron una mesa redonda y discutieron los temas de mi libro, y que estaban rezando para que se publique en grande. Cosa que no hice. Porque no entendía la trascendencia del libro. Pero, pronto reeditaré la obra.

¿Cómo se originó este libro? Esa es una larga historia para escribir otro libro, y se presta más para un guión de película, porque tiene misterio, tragedias, misticismo, y finalmente una realidad tangible como es el libro de Sentencias a la Civilización.

A continuación, adjuntamos copias de cartas de lectores de “Sentencias a la Civilización”. Y copias de cartas de personalidades a quienes Rosa Israel envió su libro por ser de interés para los gobernantes.

 

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